Hablar de Marketing de Guerrilla implica necesariamente nombrar a Jay Conrad Levinson y su libro “GUERRILLA MARKETING, Easy and Inexpensive Strategies for Making Big Profits from your Small Business” (1983) del que existen numerosas ediciones. Según el autor, considerado por muchos como el padre de esta disciplina, esta práctica es ”… un conjunto de métodos no convencionales para alcanzar metas no convencionales. Es un sistema probado de conseguir beneficios con una inversión mínima de dinero…” "El marketing tradicional está orientado a grandes empresas, el alma y el espíritu del marketing de guerrilla son pequeñas empresas: empresas con sueños grandes y pequeños presupuestos" (1).
Con esto encima de la mesa dos reflexiones:
- ¿Cómo ha evolucionado en estos años esta disciplina, sobretodo con la incursión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en nuestras vidas y empresas?
- ¿Cómo aplican las pequeñas empresas estrategias de marketing de guerrilla en el siglo XXI?
Sin duda el marketing de guerrilla ha encontrado un hueco importante en las mentes de los responsables de marketing o comerciales, incluso en la de empresarios individuales como un método para hacerse oír en medio de la avalancha de mensajes que nos inundan procedentes de las grandes compañías. Las nuevas tecnologías, y sin duda el gran océano de Internet, han aportado un importante giro en el marketing de guerrilla con la “democratización de la comunicación”, donde el talento de las mentes creativas en contacto permanente con la comunidad tiene mucho más peso que el de los grandes presupuestos a la hora de generar ingresos para la empresa. El concepto de “marca” se liga indisolublemente al de marketing de experiencias como un todo que permite crear una historia vivida por el cliente. Las pequeñas empresas disponen de herramientas a su alcance para crear “
verdaderas marcas, las fuertes, se sustentan en historias, en metáforas o en analogías que las hacen crecer una vez han abandonado su gestación en una sala de reuniones" (2). Las pequeñas empresas no pueden hacer discursos corporativos si no que ponen en contacto a través de sus experiencias a unas personas con otras a través de su comunidad. Las marcas ya no son algo intangible y aparecen conceptos tan interesantes como el de “marcas líquidas”, marcas que se transforman, donde el consumidor no es un simple receptor, si no que se convierte también en suscriptor, haciendo de la marca algo suyo.
“El 60% de consumidores están de acuerdo en que la experiencia en general con una marca es el factor más importante cuando deciden comprar un producto o servicio” (3).
Esta rapidísima evolución ha dotado de importantes “armas a las guerrillas de las pequeñas empresas” para poder atacar con mayor precisión en esta “gran guerra” del posicionamiento en la mente y sobretodo en el corazón de sus clientes. El storytelling, brand communities, fans, street marketing, marketing viral, earned media… mucha munición. Pero no sirve de nada si la empresa no es consistente, si no lo es el producto o servicio que ofrece, si no cuida su comunidad en el medio y largo plazo. Las acciones de marketing de guerrilla nos permiten un impacto importante en un momento puntual. Si queremos que ese impacto se reproduzca y consolide hay que seguir disparando. Pero no a todo lo que se mueve, no de cualquier forma. Muchas pequeñas empresas se lanzan al Mercado cargadas de energía y derrochando buen hacer en este sentido, fijémonos en ellas, analicemos sus tácticas y estemos atentos a sus resultados y su evolución en el tiempo.
Algunos ejemplos muy cercanos, muy pequeños y muy “guerrilleros”. Si algo me gusta del siglo XXI es que las batallas de marketing ahora se ganan DE TÚ A TÚ.
www.ineshurtado.es
www.edadeslangreo.com
(1) Extraído del sitio web de Levinson www.gmarketing.com
(2) Libro “ El nuevo Management” Ramón Ollé y David Rui, Gestión 2000
(3) Según un estudio de Jack Morton Worldwide sobre Best Experience Brands
Publicado por: Sara Cillero Rodríguez