Ya es oficial: tras varios devaneos y ambiguas declaraciones, Instagram, red social dedicada a la fotografía, ha anunciado recientemente que va a mostrar publicidad en sus aplicaciones, que los usuarios comenzarán a ver de manera progresiva en sus dispositivos.
Adquirida por Facebook a cambio de 1000 millones de dólares, la red de las fotos busca así el beneficio comercial, algo que no terminaba de confirmarse tras haber sido absorbida por el gigante dirigido por Mark Zuckerberg, de quién han sido públicos los intentos por transformar a Instagram en una empresa viable, a pesar de la incertidumbre que ello genera entre los usuarios.
La sencillez en el uso y la emotividad que destilan sus contenidos, son una de las claves del éxito de la plataforma, cuya comunidad continúa en expansión. Tras la aparente calma que reinaba, este proceso pone en peligro la fidelidad de sus 150 millones de seguidores. Apaciguar estos conatos de duda era imprescindible, y por ello desde la compañía se han apresurado a lanzar mensajes de aparente tranquilidad.
Según un estudio de eMarketer, el gasto de publicidad en aplicaciones móviles podría llegar a 8.800 millones de dólares este año, parte del cual espera conseguir Instagram mediante esta maniobra. Sin embargo, aún está por ver el impacto que esto tendrá sobre sus seguidores.
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